Y yo que fui a rondarle la otra noche a Marieta:
La bella la traidora, había ido a escuchar a Alfredo Kraus ...
Y yo con mi canción como un gilipollas, madre.
Y yo con mi canción como un gilipollas.
Y entré con el salero al comedor de Marieta :
La bella, la traidora, ya estaba acabando el flan ...
Y yo allí con la sal como un gilipollas, madre.
Y yo allí con la sal como un gilipollas.
Y cuando por su santo le compré una bicicleta:
La bella, la traidora, ya se había agenciado un Rolls ...
Pegado al manillar hice el gilipollas, madre.
Pegado al manillar hice el gilipollas.
Y le llevé una orquídea a nuestra cita en la glorieta:
La bella se besaba con un chulo ¡ y apoyada en un farol !...
Y yo allí con mi flor como un gilipollas, madre.
Y yo allí con mi flor como un gilipollas.
Y cuando ya, por fin fui a degollar a Marieta:
La bella, la traidora, de un soponcio se me había muerto ya ...
Y yo con mi puñal como un gilipollas, madre.
Y yo con mi puñal como un gilipollas.
Y lúgubre corrí al funeral de Marieta:
A la bella, la traidora le dio por resucitar ...
Y yo con mi corona hice el gilipollas, madre.
Y yo con mi corona hice el gilipollas.
(Georges Brassens)